domingo, 4 de diciembre de 2011

Presentación del Máster Universitario en Teología

Dentro de la reestructuración de estudios a nivel europeo, la Teología vuelve a cobrar un papel importante si atendemos a las dinámicas de integración de las ramas del saber que se han generado con vistas a la unificación del marco de educación superior en Europa. Las Humanidades quedarían como huérfanas sin el apoyo de la Teología como uno de sus puntales fundamentales. En efecto, desde el nacimiento mismo de las ciencias, sean del espíritu o de la naturaleza, la Teología formó parte de las mismas, y no una cualquiera sino su culmen y como su sentido último, al abarcar el campo completo de estudio: Dios, el hombre y el mundo. Hoy vuelve a tener un papel relevante en el ámbito de estudios universitario, especialmente por su aporte integrador de las demás áreas del saber y por su capacidad de mediación entre distintos niveles de conocimiento e interpretación del mundo en el tercer milenio.
Los estudios de postgrado en Teología tienen la intención de insertar en el ámbito universitario civil los estudios teológicos teniendo en consideración las distintas aportaciones e interrelaciones de los dos espacios del saber hasta ahora demasiado alejados. El Máster pretende una formación integral de los futuros postgraduados y atiende tanto a la formación investigadora y a la docente como a otra más importante aún en estos tiempos: la formación integral del postgraduado, a nivel humano, científico y ético.


Justificación del Título:




La actual reorganización de los estudios a nivel europeo, el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), persigue el intento de poner en común los estudios y las titulaciones. Con este fin, se ha divido la educación superior en tres nivel: Grado, Máster y Doctorado. Esta triple división pretende dar unidad y coherencia a los estudios y es otro medio para generar una conciencia europea común. Podríamos afirmar que es uno de los baluartes de la construcción europea. Ahora bien, esto que ahora se persigue es el modelo que siempre ha seguido la Teología desde sus inicios en los siglos XII- XIII tras la creación de las primeras universidades a lo largo del continente.
La Teología goza de una larga existencia y experiencia, tanto como rama del saber como disciplina autónoma. Como es sabido, la teología nace como disciplina en los albores griegos del pensamiento. Platón reservó esta denominación (Pol. II 379a) al estudio de los mitos, leyendas e historias de los dioses a la luz crítica de la filosofía, desmitologizados e interpretados en un sentido de educación política y purificados de toda indecencia. Por tanto, la teología representa el camino del mito al logos que se inicia en Heráclito y Anaximandro y concluye en Platón. Por su parte, Aristóteles será el creador de una Ontología Teológica que insertará a la Teología dentro de la Filosofía como parte sustancial y definitiva. La Teología era la encargada del estudio del Motor que todo lo mueve, es decir, el culmen de la Filosofía Primera o Metafísica.
Con la llegada de la Edad Media, la Teología se convertirá en el máximo saber posible, integrando en sus estudios la filosofía, la metafísica, las ciencias, la mística. Todo será abarcado por la Teología, que es considerada el compendio de todos los saberes. Es en esta época cuando estos estudios teológicos se dividen, entonces como hoy, en tres niveles: Baccalaureatus, Licencia, Doctor. El Bachillerato permite la obtención de la formación básica en teología y los rudimentos de la investigación; la Licencia da al futuro profesor la especialización en una de las ramas del saber teológico, consiguiendo también una mayor experiencia investigadora; mediante el Doctorado, el profesor obtiene la capacidad de la enseñanza plena, la investigación y el servicio de la enseñanza en la Iglesia como colaborador del Magisterio.
Hoy se entiende por Teología la ciencia de la fe (Scientia Fidei) como reflexión metódica sobre la revelación, pero teniendo como presupuesto, condición de posibilidad y principio constitutivo la fe en un sentido objetivo y funcional. Esto quiere decir que la Revelación como expresión de la manifestación gratuita de Dios al hombre, debe ser acogida e interpretada por la fe, expresión a su vez de los saberes humanos. He aquí la clave para comprender el valor que la Teología tiene hoy para el resto de ciencias, porque la Teología las necesita para ser verdaderamente un saber sobre Dios, y las ciencias están, de algún modo, necesitadas para ser un conocimiento completo de la realidad del hombre y del mundo.
Como en tantas otras parcelas de la vida, lo nuevo nace de lo antiguo: el actual proyecto de unificación del Espacio Europeo de Educación Superior no es sino la puesta al día de lo que la teología viene haciendo desde hace más de setecientos años, un modelo que ha dado a luz un pensamiento vivo y en continua expansión; y una acción educativa que permitió el intercambio de ideas, opiniones y riquezas espirituales entre los distintos pueblos de Europa. Si el cristianismo fue el alma de la construcción de una Europa unida, la Iglesia supuso la estructura moral y la teología la intelectual. De eso mismo puede beneficiarse hoy día la propia construcción europea, porque la teología puede ser de nuevo una realidad que dé unidad a los saberes, mediando entre la filosofía y las ciencias, entre la política y la moral, entre las culturas y las religiones. Esta función de mediación no es casual sino que le es inherente, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el social y cultural. Siempre ha ejercido la teología como árbitro en disputas y la Iglesia como mediadora en los conflictos.
El Máster Universitario en Teología, que proponemos para su aprobación, posee una relevancia propia dentro del campo teológico, especialmente en el ámbito de la especialización en el estudio y la investigación teológica, debido a la programación pensada para ofrecer a los estudiantes una formación específica en el estudio de la teología. Supone la profundización en la formación ya recibida en el Grado.
 De esta manera, creemos que el Máster puede dar un sentido concreto a los estudios de teología en el mundo de hoy. Se trata de fijar las posiciones que la teología tiene y debe aportar al diálogo multidisciplinar en un mundo en constante evolución. Por ello se hace necesario un Máster que permita a los estudios de teología ampliar su horizonte con el fin de ser más fieles a su misión, que no es otra que el servicio al Magisterio eclesial con el fin de «dar siempre razón de nuestra esperanza» (1 Pe 3, 15), para que el mundo crea y se salve por la fe en Jesucristo, Redentor del hombre. Seguimos en esto las orientaciones del Concilio Vaticano II en su Decreto Optatam Totius 16: “Las disciplinas teológicas han de enseñarse a la luz de la fe y bajo la guía del magisterio de la Iglesia, de modo que los alumnos deduzcan cuidadosamente la doctrina católica de la Divina Revelación; penetren en ella profundamente, la conviertan en alimento de la propia vida espiritual, y puedan en su vida anunciarla, exponerla y defenderla. Fórmense con diligencia especial los alumnos en el estudio de la Sagrada Escritura, que debe ser como el alma de toda la teología; una vez antepuesta una introducción conveniente, iníciense con cuidado en el método de la exégesis, estudien los temas más importantes de la Divina Revelación, y en la lectura diaria y en la meditación de las Sagradas Escrituras reciban su estímulo y su alimento”.
Además tenemos presente las orientaciones constantes del Magisterio para que la teología tenga una vertiente ecuménica clara y una perspectiva de diálogo con las otras religiones y con el mundo moderno (Cf., Unitatis Redintegratio 10). Asimismo, hemos tenido presente lo que el artículo 40 de Sapientia Christiana propone como adecuado para la formación teológica, de modo que se observe un método progresivo de aprendizaje de la teología para alcanzar la madurez científica: “ a) se ofrezca en primer lugar una información general, mediante la exposición coordinada de todas las disciplinas, junto con la introducción al uso del método científico (propio del Grado); b) sucesivamente se aborde con mayor profundidad el estudio de un sector particular de las disciplinas y al mismo tiempo se ejercite más de lleno a los alumnos en el uso del método de investigación científica; c) finalmente, se vaya llegando progresivamente a la madurez científica, en particular mediante la elaboración de un trabajo escrito, que contribuya efectivamente al adelanto de la ciencia”. Los puntos b y c son los que se aplican al Máster Universitario en Teología.
El Máster propuesto tiende a la formación académica holística de los licenciados o graduados en humanidades. El objetivo es el aprovechamiento de los estudios de teología como rama del saber que permite una profundización en la historia de las ideas, la hermenéutica de los textos, el diálogo en un mundo plural y la puesta en acción de las técnicas para asumir y comprender una realidad global, compleja y plural. Esta visión integradora de las ciencias se ha abierto camino desde hace unos decenios en las universidades del ámbito americano. Allí, los Estudios Culturales (http://culturalstudies.gmu.edu/; https://lamp.georgetown.edu/asw/) persiguen romper la atomización del saber que se estaba produciendo por el excesivo empeño utilitarista en las ciencias humanas, derivado del utilitarismo economicista que imperaba en el ambiente académico. Mediante la integración de la Literatura, los estudios sociales, las distintas artes, especialmente el cine, la antropología cultural y social y la economía política, se pretende dar una perspectiva integradora que comprenda al hombre en su mundo. Hoy debemos encaminarnos también a esta concepción. Lo vemos en la unificación de los estudios de Doctorado en Humanidades, que integran lo que fueron distintos doctorados (http://www.um.es/estudios/posgrado/filosofia/filosofia-doctorado-estructura.pdf). En la actualidad hay 23 líneas de investigación para un solo título de Doctor en Humanidades en la Universidad de Murcia y la integración va en aumento, por eso mismo la Teología, como disciplina y como rama del saber humano, puede y debe aportar su experiencia de siglos, como ha quedad visto arriba, y su perspectiva global de la realidad humana.
El Máster es el resultado de muchos años de experiencia docente e investigadora del Instituto Teológico de Murcia OFM, que ha dado como resultado la formación de buenos profesionales de la enseñanza y la investigación académica. Desde hace dos cursos el centro se ha convertido en Facultad de Teología Fundamental de la Universidad Pontificia Antonianum de Roma. Esta asociación permite que el centro pueda disfrutar de la presencia de una amplia variedad de estudiantes de distintas nacionalidades y ámbitos de estudio e investigación, creando un ambiente plural e internacional en las aulas y entre el cuerpo de docentes. Esta experiencia puede suponer un plus investigador y docente y aportar el caldo de cultivo de lo que la teología quiere ser hoy en el mundo académico y científico: el punto de encuentro de diversas posturas; la unidad en medio de la diversidad; la armonía de lo heterogéneo; la cohesión en la complejidad; el vínculo de todas las posturas que florecen en este mundo global y en crisis.
El Máster Universitario en Teología por la Universidad de Murcia, de aprobarse por ANECA, tendría carácter pionero: no hay otro de similares características en España y tampoco en el ámbito de estudios superiores europeo (excepción hecha de Alemania, como comentamos). Este carácter innovador impide poder evidenciar referencias explícitas tanto nacionales como internacionales de un Máster  Universitario en Teología en Facultades Civiles. Sí que existen los referentes de Facultades de Teología Eclesiásticas que están realizando másteres específicos de alguna de las ramas de los estudios teológicos: Máster en Discernimiento Vocacional y Acompañamiento Espiritual de la Universidad Pontificia de Comillas, Máster en Teología Ecuménica y Diálogo Interreligioso de la Universidad Pontificia de Salamanca, y Máster en Formación de la Universidad Pontificia Antonianum de Roma.
Los másteres citados pertenecen a Facultades Eclesiásticas y no civiles y suponen el desarrollo de los planes de estudio de teología, tal y como lo hacemos en el Instituto Teológico de Murcia OFM impartiendo el Grado y la Licencia, pero no son másteres de universidades civiles, como el que aquí se propone. Sí es cierto que existe un Master por una universidad civil que se asemeja al que aquí proponemos, es el Máster Universitario en Ciencias de las Religiones por la Universidad de Granada, pero no se trata de un máster en teología sino en ciencias de las religiones que pretende llenar el hueco existente en ese ámbito en la universidad española.
Todos esos másteres presuponen la existencia del Grado y son la aplicación práctica de la formación académica básica del mismo. Por su parte, el Instituto Teológico de Murcia OFM, imparte desde hace tres cursos académicos la Licenciatura en Teología Fundamental que es el segundo ciclo de los estudios teológicos, perfeccionamiento académico, inicio en la investigación teológica y preparación para los estudios de doctorado en teología. Estos estudios de Licenciatura en Teología han supuesto la puesta en práctica de los recursos humanos y materiales necesarios para el funcionamiento del mismo y pueden ser una experiencia muy positiva para la puesta en práctica del Máster Universitario en Teología. Ambos estudios compartirían profesores, instalaciones y recursos materiales y humanos. De alguna manera, el Máster que proponemos a evaluación ha sido virtualmente implantado por medio de la experiencia de la Licenciatura en Teología, al menos en lo que hace a la práctica docente y a la aplicación de los recursos necesarios.
En el ámbito propio de la Teología, la realización de un Máster Universitario en Teología supone la continuación necesaria a la formación básica del Grado. Mediante los estudios de Máster, los alumnos adquieren una iniciación a las habilidades investigadoras y la formación necesaria para alcanzar los distintos objetivos de estos estudios: formación para la realización de los estudios de doctorado, capacitación para la investigación autónoma, tanto individual como integrada en grupos amplios de investigación nacional o internacional, y la capacitación para la docencia universitaria en la rama de Humanidades.
Asimismo, hemos querido diseñar un Programa Formativo actualizado que tiene un pilar fundamental en la transdisciplinariedad y debe servir para que cualquiera que lo curse sea capaz de apreciar el potencial de la Teológica para hacerse cargo de uno de los rasgos más característico de las sociedades multiculturales y multirreligiosas de nuestra época: el hecho de conceder un papel relevante a las “estructuras de sentido” como es el caso de la religión, hasta el punto de que las religiones han cobrado una relevancia insospechada hace unas décadas en nuestras sociedades.
Este Máster tiene una orientación académica e investigadora y pretende aportar a los estudios de Teología el gozne entre la formación básica de la Teología y la investigación autónoma plena que supone la realización del Doctorado en Teología. Por ello se ha elaborado teniendo presente las dos perspectivas, tanto la que supone la plenitud formativa en Teología, como la que mira en vistas de la investigación autónoma del Doctorado, de este modo, el Programa de Máster que presentamos tiene una triple finalidad:
1. Completar la formación académica e investigadora (también, profesional) de los actuales y futuros graduados en Teología.
2. Ofrecer a diferentes graduados de las diferentes ramas de conocimiento una formación multidisciplinar y transversal que les permita completar su formación especializada y afrontar las tareas investigadoras desde un enfoque holístico.
3. Diseñar el periodo de formación del Programa de Doctorado en Teología del Instituto Teológico de Murcia OFM.
La Teología puede aportar este plus al alumno, tanto en sí misma como en las conexiones que establece con otros espacios del saber. En sí misma, porque los propios estudios de Teología en el Máster incluyen un abanico impresionante de formación: metodología, hermenéutica, historia, arte, filosofía, ciencias naturales, ciencias sociales, literatura, fenomenología, religiones, secularización, estudios culturales…; en las conexiones con otros espacios del saber, porque hoy día la Teología es el saber integrador por excelencia. Basta repasar cualquier elenco de publicaciones teológicas para constatar la pluralidad y diversidad de las mismas en su intento de establecer un diálogo fructífero con todos los campos de conocimiento. Puede verse el número ingente de publicaciones en torno a la teología y la ciencia, la teología y las distintas ramas de la antropología, la teología y la literatura, la teología y el mundo antiguo, la teología y la historia, la teología y la filosofía, la teología y el arte y la cultura actual.
Todo esto que hemos comentado nos lleva a creer que la existencia de un Máster Universitario en Teología (especialmente si se hace desde una Universidad Civil, caso único en el ámbito de estudios superiores, sólo en las universidades alemanas la Teología es una más de las ciencias: http://www.kthf.uni-augsburg.de/de/; http://www.uni-muenchen.de/einrichtungen/fakultaeten/index.html), está sobradamente justificado como modo de volver al origen de lo que fue el nacimiento de los estudios universitarios, recuperando de alguna manera el sentido y valor etimológico de la universitas. Pero también está justificado como forma de mirar al futuro, un futuro que exige nuevas maneras de integración de la multiplicidad en todos los ámbitos, también en el académico. De alguna manera, esto es lo que siempre ha hecho la Teología: enraizarse en la tradición como medio más eficaz de poder dar frutos en el presente y abrir la esperanza en el futuro, porque su ser es un ser en el tiempo, pero un tiempo cargado de esperanza.
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