Dentro de la reestructuración de estudios a nivel europeo, la Teología vuelve a cobrar un papel importante si atendemos a las dinámicas de integración de las ramas del saber que se han generado con vistas a la unificación del marco de educación superior en Europa. Las Humanidades quedarían como huérfanas sin el apoyo de la Teología como uno de sus puntales fundamentales. En efecto, desde el nacimiento mismo de las ciencias, sean del espíritu o de la naturaleza, la Teología formó parte de las mismas, y no una cualquiera sino su culmen y como su sentido último, al abarcar el campo completo de estudio: Dios, el hombre y el mundo. Hoy vuelve a tener un papel relevante en el ámbito de estudios universitario, especialmente por su aporte integrador de las demás áreas del saber y por su capacidad de mediación entre distintos niveles de conocimiento e interpretación del mundo en el tercer milenio.